los pasos enrarecidos,
y sobre la piel del llanto
más de un desafío perdIdo.
Febrero viste al piano
en mordaz seda y lino.
Escarcha sobre luto,
dulce sepulcro a lo vivido
Y en receso de un tango
dos cómplices malditos,
tempo y partitura
reComponiendo ecos...
entonando Serenade
en las entrañas del domingo.