Creo en el incendio aterecido
y dos sorbos de menos
para tanta verdad sin sitio.
La vereda de aquellos niños
que envejecieron
a tientas sobre la voluntad.
O el tren de cercanías
que dejó de lle(g/v)ar
presagios de aquí para ...
nunca jamás.
Y de tanto, ya no creo
que pueda creer
en credos que quieren
pero no intentan poder.
Quizá, ja...Más, nunca lo sabré.