De todas las historias aprendí
A deshacer el lienzo roto
Por
el que respira cada sí,
Como
cuando el alma desEnmascara
A la ausencia que corr(o)e el tiempo.
En todas las historias intuí,
Que
no es más poema quien
A
versos se hace espera
Sino
quien (re)aparece
Cuando
nadie cuenta con su prEsencia .
Y es que la luz, a veces hay que pintarla
Hacer con el vapor de la palabra alas
Lograr que en lo alto del silencio
Se proyecten las miradas.
Y la lluvia que todo lo deja en pausa
Abrace a quien sale a conquistarla.
Como cuando un pañuelo se retuerce
O como quien dice que es metáfora.
Y estrujamos la propia cAlma.
Como una promesa cuando brota
O la meta si el camino se allana.
Es en la tormenta donde ves espera y esperanza.
La luz sabe de todo eso,
Que aun desprovisto de palabras
Llena los espacios y sacia las heridas
Donde malvivió la metralla diaria.
Que al final toda ru(t)ina
Se resume en elegir(se)(nos)
O esperar ser elegido(s).
Nos cuesta demasiado
respirar entre tanto ruido,
emociones anquilosadas
que juegan al escondite
con él; olvido.
Un lunar, efímero,
en los labios del tímido.
Como cuando el rumbo
pierde su tino.
Un reloj, una pared...
un cuadro, retales y vin(im)o(s).
Nadie jamás entenderá
cómo las estrellas nacen y mueren
y nosotros dejamos de sentir
estando todavía vivos.