¿Quién nos dijo
que las flores no perecen
si las riegas con cariño
les das su sitio?
RGdT |
A veces
las ponemos como escudo
para vestir de color
lo que está extinguido,
y ellas se desgastan
-poco a poco-
contándole al mundo nudo
que su fin es castigo
y sólo lo que nace libre
no está maldito
Sobre una herradura descansan siempre
grandes lecciones, como asfalto y abismo,
{com}partidas por quienes dan el paso
y con acierto o desacierto
inician camino
Me reitero en mi anterior comentario AtHeNeA, fascinante tu delicadeza.
ResponderEliminarPersonas como tú deberías de poder vivir de vuestro don.
Asfalto y abismo.
ResponderEliminarAhí fuera.
Ahora voy.
Tendré cuidado.
Besos.
Sin embargo, ¿hasta qué punto nace nada libre, ¿no estamos sometidos a las leyes de la naturaleza al final? (e incluso, si quieres, ¿a cualquier entidad superior?).
ResponderEliminar¿Sabes?, en el siglo XIX se desarrolló un auténtico lenguaje de las flores... creo que te apasionaría descubrirlo.
Todo se nutre de algo para poder sobrevivir, pero para ello cada lugar está destinado.
ResponderEliminarIrradias con tus letras.
Mil besitos, Athenea.
El problema para las flores muchas veces somos nosotros.
ResponderEliminarBesos Athenea.
La belleza de una flor es du efímera vida.
ResponderEliminarLa belleza de un escudo es ser fuerte y protejer lo fragil.
La belleza de lo fràgil pocos lo perciben.
Un beso.
ResponderEliminarRecorrer el camino sin herrajes
con sentido y movimiento voluntario
desatando nudos e hilvanando aciertos,
vivir dormido el ciclo de las flores,
oliendo rosas, claveles y madreselvas,
soñando alhelíes, camomilas y camelias,
cultivando sentimientos a flor de piel
y esperando crisantemos en el sitio final.
Y estando de travesía deshojo margaritas:
si, no, si, no, si, no, si, no...si.
De todas formas, las flores, se pueden inmortalizar de muchas maneras y una es el recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo.
concuerdo con el comentario anterior, gracias por compartir esta entrada
ResponderEliminarbesos
Usamos las flores para demostrar amor, por su belleza, que empezamos a anular en ese mismo instante.
ResponderEliminarBesos.
Si sólo lo que nace libre no está maldito, ya me gustaría saber a mí que hay hoy en día cuya estrella no esté marcada por una maldición.
ResponderEliminarArrancar(nos)les su raíz es saber (de antemano) su muerte anunciada , el egoísmo nos ciega y con el matamos la belleza
ResponderEliminarun abrazo en una mañana de domingo hasta tu isla de luz
Su sitio, su libertad, es la Naturaleza, ahí son verdaderamente libres y ahí deberían estar siempre.
ResponderEliminarSiempre emocionas.
Un abrazo.
ResponderEliminarSi en tu Isla de Luz virtual está así de hermosa esa flor me cuesta imaginar como estaría de lozana esa maravilla en tu paraíso real.
Hola Athenea, o Ait.. :)
ResponderEliminarGracias por tu visista y tu comenatario.
Curioso, justo antes de entrar en tu blog pensaba en mis plantas y en porque enferman o tienen saludo.
Te sigo.
Besos
La libertad en su derecho y esencia, es el único cimiento de la vida… Aquel que es pisoteado, mancillado, por quien no sabe ni entiende, de su existencia…
ResponderEliminarSublime tu grito… Un placer sentir entre tus letras, amiga…
Bsoss gigantes!! ♥
Hola, Athenea. Cuanto tiempo sin poder estar por estos lugares tan relajantes y llenos de poesías. El tiempo que tengo ahora es escaso por otros temas. Como siempre tus poesías me llegan y siempre me despiertan algún pensamiento que he tenido o tengo. Un abrazo.
ResponderEliminarNo son más que tristes sucedáneos del color que nos falta a nosotros, como tan sabiamente y con tanta delicadeza has sabido decir.
ResponderEliminarGran poema, como todos los que escribes.
Un saludo.