inQuietud
Frente a la lápida de 40 aniversarios,
una viuda negra entregada a la Soledad
entiende que nadie sale indemne
de las puestas de largo.
Bajo tierra, sepultado,
en el reVerso de la inQuietud,
el jurista se ha visto entErrado
en su peor pacto, ese que esperaba ganado.
A medio camino, de ambos,
siempre al filo, entre vIda y letargo,
una rosa imPaciente espera:
ser regada por lágrimas de lado y lado,
enamorar sus púas con alfileres de lo atragantado.
Morir,
morir entre dos muertes
que se creen distantes,
separadas por tierra, sed y hambre,
pero en el f[h]ondo saben
que morimos a cada instante.
Comparto la impaciencia de esa rosa que espera...
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
Morir es vivir al fin y al cabo. Un abrazo.
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ResponderEliminarVa camino de 40 años que aquella chiquilla de "La de la mochila azul", que decía Pedrito Fernández, le dejaba gran inquietud y le hacía falta su mirada. Reconcomio por de nuevo volver a verla, a mirarla y escudriñar las últimas hojas del por aquel entonces su cuaderno de clase y a su vez diario de adolescencia en el que todo se quedó a medio camino y sempiternamente aplazado que no olvidado pero que en este instante sólo son inQuietudes indemnes y distantes en ambos.
Lo peor es morir sin haber terminado de vivir.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce fin de semana para ti.
"Separadas por tierra, sed y hambre"
ResponderEliminarMe recordó esta frase un tema de Cecilia: "...Esta España en dudas, esta España cierta, de las alas quietas, de las vendas negras sobre carne abierta..."
40 años son muchos para permanecer intacto. Todo muta, hasta los muertos.
Abrazo inmenso.
“… una rosa imPaciente espera:
ResponderEliminarser regada por lágrimas de lado y lado,…”
Y en el fondo... ese, salpicado de incoherencia e insensatez… saben, que todos caemos, todos perdemos…
Una sincera ovación, mi querida Athenea…
Bsoss y cariños enormes, y muy feliz finde 😘
Tú sabes que me has tocado con este poema, mi querida Athenea. Admirable tu verbo ahora y siempre.
ResponderEliminarEn el reVerso de la inQuietud... sin más remedio.
Mil besitos para tu día, córazón.
Para que pensemos un buen rato asimilando en lo profundo lo que quieres trasmitirnos .Como siempre un bello poema. desdeeste Sur mi cariño
ResponderEliminarPor encima de todo, la muerte es la gran ocasión de no ser ya el yo. ¡Dichoso entonces el que sabe aprovecharse de ello! Durante la vida, la voluntad del hombre está sin libertad.
ResponderEliminarUna lápida que cada día pesa más y una rosa que se marchita.
ResponderEliminarUn abrazo Athenea.
Inquietud por una muerte anunciada.
ResponderEliminarSuenan las campanas...
Besos.
Siempre estamos muriendo, muere nuestra piel y se renueva, cada célula,cada pelo, pequeñas muertes que nos van haciendo diferentes a lo que fuimos. El tema de la muerte,tan oscuro e ignorado en nuestra cultura, nos hace llenarnos de miedos y de preguntas. Sin embargo como dice Xan, nacemos para morir.
ResponderEliminarY en ese trance,no hay diferencias como en tu poema: la viuda y el jurista y en el medio esa rosa, a la que interpreto como la supervivencia de lo bello de la vida, a pesar de las espinas-que también enseñan.
Abrazo!
Hola AtHeNeA.. E posible que morir entre dos muertes, sea como vivir entre dos vidas. Los años que pasan hacen la losa mas pesada, siempre hay que esperar y desear que entre las piedras de la losa, nazca esa rosa, si es así reguemos-la con lagrimas de esperanza..
ResponderEliminarUn abrazo..
me encantan estos versos. Inquietud. Son tan impactantes como inquietantes
ResponderEliminarFelicidades
un beso