Expertos pero decadentes, nuestros rasgos son capaces de
recopilar el paso de tiempo y trasladar al espejo del mundo cada percance en un
surco, cada delicada decisión en una hendidura, cada momento crucial en una
esencia albergada por y para la eternidad, pero sobre todo acorazada para ser
desplegada en todo su encanto y magia en el
momento.
Ese momento en el que te sientes pequeñita y parece que todo
y todos han tomado una magnitud que a tu humilde juicio no les corresponde, que
a tus ojos les es inmerecida. Cada poro de
nuestra piel tiene alma propia y alberga
lo que en conjunto nuestro cuerpo traslada a nuestro paso, como cuando te
cruzas con alguien cuyo perfume te embriaga o como cuando ves a alguien cuya sonrisa
te cautiva. Puede que en algún tiempo yo haya poseído ambas cualidades pero en
la actualidad y por mucho que me esfuerce la seriedad subyace y apaga la luz de
mi sonrisa tierna, el olor de Espirit de
Gingembre.
(/&/)
Intimista, melancólico, espiritual,
ResponderEliminarAplausos, Athenea.
Tus palabras cautivan.... tu sonrisa seguro que es intensa y preciosa.
ResponderEliminarUn placer leerte .
Saludos almendrados ;)
Gracias por vuestro tiempo y elogios, vuestros comentarios son la tinta que llena mi pluma.
ResponderEliminarEl paso del tiempo deja su huella en la piel, pero la esencia del alma puede mantenerse intacta y lozana.
ResponderEliminarBonito texto!
Esta entrada me llamo la atencion saludos eli
ResponderEliminarjueves 14 de enero de 2010