Catalejo y caligrama.
Billete para un viaje
repleto de aduanas.
Tobogán, ola, refugio, ala..
que cose las costuras
entre las que ,a veces,
niños extraviados
asoman sus caras.

El punto y seguido
de un reglón marchito,
pidiendo a gritos
sellar las palabras
de la última fila
del patio de butacas.
-Primera línea de batalla-.

Vamos hambrientos
y pasamos de gatas...
a garras.
Nos crecen las uñas
afilando nostalgias
y en ellas, a veces el perdón
...y otras la venganza.

Escuela vacía
en rebelión de letras
entre vocales chamuscadas.
La ceniza que deja
tras de si la marea...
que baja, seduciendo pasos
perdidos de as-falto de caricia.

Todo eso, eso que no se rinde
entre lo inconsciente
de un pretérito que maldice.
Somos la piel
besando la hendidura
en la que cordura
pasó de largo por buena esperanza.

Niños,
ateridos de frío
sin saber cuándo , qué o quién
dejó huérfano su olvido.