Lo sabes,
somos también
cada una de las renuncias
que nos llevó
hasta este instante.
En el palaDar
de los años se siente.
En el andar de los pasos
duele.
En la sopa de letras
indelebles duermen.
No hagas ruido,
que rugido
despierta los rencores.
Todos comemos, dormimos,
somos, asomamos y seremos,
el instante hambriento del eco.
Sí,
desayunamos con palabras
dejando para el postre
pronunciar[las].
Hola AtHeNeA.. Me ha encanto el palaDAR, que no es lo mismo que el pedaLAR, Desayunar con palabras es un buen ejercicio mental, que ayuda ha hacer una buena digestión, eso si que las del postre sean acertadas, no sea que vayamos a estropearlo, con una mala digestión..
ResponderEliminarUn abrazo..
No siempre quedan para el postre, a veces mueren antes.
ResponderEliminarBesos.
Preciosas renuncias que siguen latiendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Más de una renuncia nos ha dado vida.
ResponderEliminarUn beso,
Noa
Me encanta, para mi,es un paseo por la vida que ha pasado, con todo el sabor,el paladar,el desayuno,la vida cotidiana en si.
ResponderEliminarPrecioso.
El paladar se vuelve más sensible a través de los años, ser cauto. Disfrutar.
ResponderEliminarNos volvemos día a día más exigentes y el palaDar es exento a migajas, se vuelve exquisito (controlando palabras), más sabio, más sabido.
ResponderEliminarUn besito, AtHeNeA.
Tenemos un dudoso palaDar en las palabras...y tantas dejamos para un postre que a veces no llega o nos llega sin apetito!
ResponderEliminarUn beso.
La vida y su incesante degustación que paso a paso y cual café, va dejando ese poso rememorando lo vivido…
ResponderEliminarBello devenir, tus versos, de la vida y sus sabores…
Bsoss gigantes, querida amiga!! ♥
Y tal vez llegado el postre..las silenciemos
ResponderEliminarBesucos Athe
Gó
Exxxacto.
ResponderEliminarI love you
mar
La palabra hay que saber cuando decirla y también cuando callarla.
ResponderEliminarBesos dulces.
Dormida la lengua en el desayuno, luego se olvidan las palabras.
ResponderEliminarAbrazo
Cada una de las renuncias, cada una de las palabras no dichas que corroen. Cada vez nuestro paladar se va haciendo más fuerte.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso
PalaDar... ese ingenio tuyo...
ResponderEliminarQué bueno.
Besos.
Lo haré bajito, sin hacer ruido, no quiero que nada despierte rencores en tu corazón, al contrario, vengo para darte las gracias por ese abrazo de luz que tanto me arropa y decirte, que estoy encantada por haber vuelto y de nuevo sentirme arropada con tus letras y las de tantos otros que no me han olvidado.
ResponderEliminarSiempre me encuentro muy a gusto en tu espacio, tu imaginación no tiene límites.
Cariños en un fuerte abrazo.
kasioles
El tiempo nos hacer cada vez más el paladar más fino y lo que antes era fácil de digerir ahora se vuelve áspero y difícil de asumir.
ResponderEliminarBellas letras como siempre tu luz es grande.
besos
Buenos días, AtHeNeA:
ResponderEliminarEl buen gusto conlleva respeto, tener paladar para saborear desde la sazón ajena.
Lo mismo que uno va a un restaurante a disfrutar los platos que otros preparan, uno se presta a conversar para paladear palabras de otros, y sentirlas tuyas tras haberlas ingerido sin atragantarte.
Conversar con tus versos deja un regusto estimulante.
Gracias por cuidar el paladar ajeno, AtHeNeA.
Ese gusto es el disgusto del disfrutar los sabores que recorren esas flores que nos regala el buen gusto. Leerte es disfrutar de buen gusto.
ResponderEliminarMe encanta, aunque a veces seamos como niños asilvestrados y empecemos por el postre. Un abrazo.
ResponderEliminarA veces esperamos demasiado y llegamos al postre llenos.
ResponderEliminarUn abrazo, Athenea, siempre.
ResponderEliminarHasta ahora todo fue sabor y amor por la forma y la palaBra; llega el postre y la sobremesa.
cada sabor si tiene su encanto y su riqueza ya sea en alegría y llanto , precioso!!! me encantó , y la foto genial , un abrazo desde mi brillo del mar
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