"Prefiero que disparen a las latas vacías en el patio trasero, pero se que ustedes van tras los pájaros. Dispara a todos los pájaros azules que quieras, si es que les puedes acertar, pero recuerda que es un pecado matar un ruiseñor-.
Ese fue el único momento que escuché a Atticus decir que era un pecado hacer algo, y le pregunté a la señorita Maudie al respecto. -Tu padre tiene razón-, me dijo ella. Los ruiseñores no hacen otra cosa que crear música para que la disfrutemos. No se comen los jardines de la gente, no hacen nidos en los graneros, no hacen otra cosa que cantar su corazón para nosotros. Es por eso que es un pecado matar a un ruiseñor."
Matar a un ruiseñor H.Lee
***
También nos cansamos ganando guerras aunque, en el balance o contrapartida,
sólo anotemos las perdidas
como aquellas que desgastan
y nos moldean la vida.
No sólo en decepciones
se [en]Vuelve la melancolía
sino que se esconde en cada estría
[re] co(b)r-d-andole a la pieL
que nada pasa indemne por nuestras Vidas.
Nustro latido es el compás
de una efímera melodía,
que avanza en modo pausa
a merced de la corriente y los días;
mientras perfilamos a título póstumo
una inconclusa ópera prima.